Recuerdo la apatía, la oscuridad;
el eco de un aullido.
Recuerdo la ausencia de esperanza, el miedo;
el impulso vital cohibido.
Recuerdo la mordida voraz, el desgarro;
un cuerpo herido.
Recuerdo perderme entre pensamientos podridos, nunca tan lejos de mí mismo;
confesándome rendido.
Más humano que nunca;
perdido.